
¡Por un instante, me perdí!
Adormecida con su melodía
hermosa, trascendental.
Si, como no perder los sentidos.
El solo oír con el alma
lo hizo escribir bajo el claro de luna
para aquellos ojos
que no podían ver
y aquellos ojos
le dieron más días, a su vida.
Sus manos, escuchaban lo más sublime
que la naturaleza podía entregar
a sus dormidos oídos.
¿Cómo no extasiarse, con su arte?
Si el código del silencio no existe
si la ceguera y la sordera
son un estado de la inercia.
¿Cómo olvidar a Beethoven
si sembró al unisono con la naturaleza
las melodías, que tu alma hoy percibe.
¿Cómo olvidar a Beethoven
si hasta la alegría tiene himno
¿cómo olvidadlo?
si tenemos la gracia de oírlo
más allá de las estrellas
y las infinidades del silencio.