Acabo de despertar
después de varios meses
de uno de esos viajes
que se hacen, no sé dónde…
Sólo sé que estuve ausente
de mis situaciones y acciones.
Dormida, sin conciencia, sin sentido
errante, en tierras de nadie
buscando la brújula de mi ocaso
mirando el fulgor de alguna estrella
que orientara mi andar descarrilado.
Acabo de despertar
me doy cuenta, que ha sido mucho tiempo
posibles segundos, o una vida entera…
¡Qué frágil es la vida
qué sublime estar frente a ella
sin darnos cuenta de los matices
ni percibir los cambios!
¡Qué frágil es la esencia
y frágil el pensamiento
que se disuelve en la mente inquieta!
Acabo de despertar
entre el verde de un gran prado
y lo gris de la noche, casi sonámbula
palpando si todo es verdad
o si aún sigo dormida…